¿ Que significa la palabra titere?
Títere
(De or. onomat.).
1. m. Muñeco de pasta u otra materia que se mueve por medio de hilos u otro procedimiento.
2. m. Persona que se deja manejar por otra.
3. m. Preocupación de escaso fundamento.
4. m. coloq. Persona que actúa ligeramente o sin fundamento.
5. m. P. Rico. Pilluelo, vagabundo.
6. m. pl. coloq. Espectáculo consistente en títeres, acrobacias, y otros ejercicios de carácter circense generalmente ejecutados por artistas ambulantes y al aire libre.
echar alguien los ~s a rodar.
1. fr. coloq. Romper abiertamente con una o más personas.
hacer ~ a alguien algo.
1. fr. coloq. Cautivarle el ánimo, atrayéndole y moviéndole agradablemente.
no dejar, o no quedar, ~ con cabeza, o con cara.
1. frs. coloqs. Desacreditar acremente, hablando o escribiendo, a un cierto número de personas.
2. frs. coloqs. Deshacer radicalmente una organización.
Fuente: Diccionario de la Real Academia Española
Historia del Títere
El títere surge con el hombre primitivo, cuando vio su sombra reflejada por las hogueras que hacía en las paredes de las cuevas. Entonces, al moverse, se movían esas imágenes y ahí fue donde surgió la necesidad de hacer esas figuras y las hizo con la piel de los animales que cazaba. Eran planas, hechas de piel de animales. Fue la primera manifestación de títeres que existió, se crearon para el teatro de sombras.
El primer títere fue el plano. El más antiguo que se conserva es de Oriente, de la India, de Indonesia, de Birmania.
Luego se expandieron por todos lados. Pasaron a Turquía, Africa y después recién surge el títere corpóreo.
Los primeros elementos para construir títeres fueron la piel y la madera. Más adelante vinieron las figuras de bulto tallado en madera. Posteriormente, empezaron a hacerlos con los elementos más modernos: con papel maché y luego vinieron los plásticos. El material evoluciona de acuerdo a la evolución de los elementos que se crean.
La figura del títere es anterior al teatro, es contemporáneo de los primeros ritos, las danzas y los mimados de escenas religiosas o de llamados a la divinidades. Siempre son personajes que tienen algo que ver con la religión o con la tradición de los héroes o de los dioses del lugar.
El Ramayama y todas las leyendas y filosofías orientales son los primeros textos que se conservan.
Su origen se remonta a los pueblos antiguos, China (2000 a.C.), India, Japón, Egipto, Grecia, Roma.
En la Edad Media lo usa la Iglesia para representar pasajes bíblicos, se hacían representaciones con títeres de los milagros, los misterios de la virgen y se hacían hasta en las mismas iglesias. Pero como el títere puede confundirse o ligarse con el ídolo, fueron echados de la iglesia y ahí surgió el títere de plaza, el títere trashumante que es la tradición que siguieron los titiriteros. Después se populariza y aborda historias de caballeros y relatos cómicos y dramáticos.
En Italia recibe los nombres de Burattini (de guante) y Fantoccini (movido por hilos) y en Francia, de Guignol. En España lo introducen los juglares. En Inglaterra, abolido por el protestantismo, reaparece en la figura de Punch.
Vittorio Podrecca (1883-1959) fue un famoso titiritero italiano, fundador del teatro de títeres y marionetas, que recorrió el mundo con el nombre de Los títeres de Podrecca. Escritores y músicos de renombre escribieron para Podrecca, de quien se dice que actuó en más de quinientas ciudades, realizando quince mil espectáculos, todos ellos de excepcional calidad una representación artística.
Con el descubrimiento llega a América, especialmente a México y Perú. No hay documentación escrita, pero lo que se conserva es que cuando Hernán Cortés llegó, trajo, entre sus soldados, a dos titiriteros que hacían títeres para entretenerlo. Desde México escribió al rey de España que habían llegado a una gran plaza donde los indios hacían una cantidad de juegos y de representaciones y también jugaban con títeres. Esto nos da la pauta de que existían con anterioridad a la llegada de los españoles.
En el siglo pasado los que vinieron a la Argentina, a la Boca, se quedaron y fueron los primeros teatros de títeres estables. Con la llegada de Federico García Lorca se creó otra corriente titiritera. De ahí surgieron Mané Bernardo y Javier Villafañe, en esa época, el ´34. Después vinieron todos los que se nutrieron de ellos y se continua la tradición titiritera con Sara Bianchi, Ariel Bufano, Hermanos Di Mauro, Virginia Pasetti, José Ruiz y M. López Ocón.
Cuenta la leyenda que un barbero, (los pioneros de la medicina), ideó un teatrillo de títeres para atraer al público y así le compraran sus medicinas. Al poco tiempo, se dio que cuenta que era más rentable la marioneta que su “ciencia” y se dedicó al teatro de guiñol.
Sin embargo, en España en el siglo XIII, un juglar le pidió al rey Alfonso X el Sabio que delimitara la diferencia entre los distintos oficios teatrales. Y el rey accedió. Se quedó en que el juglar era aquel que tocaba y cantaba en la corte, los histriones los que tocaban instrumentos musicales, inventores eran los trovadores, joculatores los acróbatas, truhanes los que hacían reír y cazurros los que amaestraban animales y representaban el teatro de títeres, lo más bajo de toda la escala. Eso es, que se notara la diferencia, y que quedara claro que no todos eran lo mismo. Pues si esta terrible contraposición la encontraron entre sus propios compañeros artistas, resulta sencillo imaginar lo que serían para nobles y “honrados” trabajadores.
En los momentos en los que los teatros se prohibieron fueron los títeres las únicas representaciones posibles. El títere fue la representación simbólica del actor.
Titiriteros, teatreros, cuentistas, son términos que aún hoy se emplean con tono despectivo en nuestra lengua.
En la actualidad, este concepto ha cambiado. El arte del titiritero es complejo porque en la mayoría de las ocasiones son ellos los que realizan sus marionetas y los decorados. De este modo combinan el arte plástico, la creación de guiones y la interpretación. Existen muchos tipos de títeres y de formas de representación: la marioneta, el títere de guante, el títere de varilla, el títere de sombra, títere de dedo, etc. Todo un mundo lleno de secretos que constituyen uno de los artes más bellos y que requiere gran preparación.
Manuel de Falla, compuso una pieza de guiñol, “El retablo de Maese Pedro; Federico García Lorca, enamorado del teatro, investigó el mundo del títere y escribió obras en las que aparecen marionetas: Títeres de cachiporra, La zapatera prodigiosa o El retablillo de Don Cristóbal. Christoph Gluck, Haydn, Gozzi, etc., escribieron obras de guiñol. El títere fue admirado y estudiado por muchos intelectuales del siglo XIX, y es en este momento donde pasa a formar parte del entretenimiento infantil.
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